El tiempo es ahora

El amor no es bueno ni malo. Todos estamos invitados a lograrlo. A veces necesitamos controlar tantas cosas que hasta el pasado nos molesta. Aceptar es la clave. Saber que vos y yo tenemos una historia. Y no la vamos a juzgar ni a curiosear. Porque estaríamos perdiéndonos uno al otro en este tiempo que es nuestro. Basta con que cada uno haya aprendido algo. Cada elección que ambos hicimos nos ha puesto en este lugar. Y nos vamos a amar incluyendo las elecciones de cada uno y sus consecuencias. Respetando el espacio y el tiempo que cada uno necesita para dedicarse a sus otros amores. Aprovechando los momentos que compartimos para desear volver a encontrarnos.

Había una vez dos que se amaban tanto que querían estar juntos todo el tiempo y también querían que no hubiera nada ni nadie mas allá de cada uno de ellos en la vida del otro y vivieron muy aburridos empobreciéndose y esperando que pasara algo interesante para charlar de eso pero no lo lograron y así ni perdices comieron ni felices fueron.

POR LOS HIJOS…
Cuando el matrimonio con hijos termina en divorcio, la familia necesita reorganizarse. Lo hace en un proceso con características propias. Si se logra, con tiempo y trabajo de ambos, una organización funcional, el proceso evolutivo seguirá con las vicisitudes de su propia dinámica.
La complejidad de cualquier sistema familiar adquiere particulares características en el caso de la familia con padres divorciados.
La premisa básica es que los esposos pueden divorciarse, pero los padres no. Hasta que las funciones parentales dejen de ser necesarias por la autonomía de los hijos.
¿Por que es necesaria la coparentalidad? Porque los padres, ambos, desempeñan dos tipos de funciones.
Las que llamamos nutritivasimplican dar afecto, cuidado, alimentación, abrigo. Las normativas promueven la adaptación de los hijos a la realidad.
Las diferenciamos así.
Las funciones nutritivas suelen ser mas estables, generan apego, pueden ser ejercidas independientemente por el papá o la mamá. Ej.: cocinar algo rico, ir a tomar un helado, pasear, ver una película.
Las funciones normativas son mas vulnerables y requieren que ambos, papá y mamá se pongan de acuerdo, para ser efectivas. Son frustrantes, estresantes, implican sostener una posición con firmeza. Ej.: establecer horarios, permitir o no una salida, acordar que resultados escolares se esperan, promover colaboración en las tareas de la casa.
Cuando fracasa la coparentalidad en estas funciones, esto lleva al sabotaje y a inevitables coaliciones entre uno de los progenitores y su hijo. Se resiente la estructura jerárquica de la familia. Los hijos quedan atrapados en conflictos de lealtades.

Si bien los matrimonios no esperan divorciarse, los que toman esta decisión pueden y deben cuidar que el estrés del divorcio no lleve a la abdicación de la función parental. Conviene que estén suficientemente divorciados emocional y funcionalmente y que mantengan periódicamente un diálogo referido exclusivamente a los hijos de ambos.

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