Lo hicimos bien

Cada vez que comienzo con una terapia de pareja intento ayudarlos a entender o ajustar o rectificar patrones relacionales poco nutritivos.

Esta vez vino una mujer sola. Viuda. Ella lo extraña.

Está aprendiendo a hacer muchas cosas que antes hacia él. Se da cuenta que puede y lo declara con tristeza. En voz baja justifica que hizo algunos cambios en la casa. Se descubre habilidosa. Dice que todo es muy raro sin él. La suya es una tristeza que irradia el amor que los une desde hace 40 años.

Insiste en que tendría que haber sido más cariñosa. Se hacía la interesante, dice, cuando se distanciaban y él se acercaba para amigarse. A ella le duraba unos días. Le hubiera gustado…hubiera sido mejor…La escucho y la comprendo, aunque me pregunto ¿será que cuando se termina la oportunidad vemos algo que antes no veíamos?
Por una parte, sabemos que cuando muere alguien resaltan algunos aspectos y lo valoramos, a veces mas que cuando vivía.

Sin embargo, si miramos las diferentes formas en que se relacionan las parejas, vemos que en uno y en otro se manifiestan algunas cualidades, que al encontrarse con las del otro producen un efecto particular. Así es como decimos livianamente que las parejas “se llevan bien, o bastante bien, o ahora se llevan mejor”. O decidimos quien tiene la culpa. Como si en la pareja hubiera culpables e inocentes. ¡¡Caramba!! ¡¡Como nos gusta hablar de los demás!!

Me gusta comprender a las parejas en forma circular. Entre los dos crean una danza relacional donde se activan, y a veces se intercambian posiciones. Así hay secuencias que terminan en malestar y el clima en la casa resulta insoportable. También hay danzas positivas donde uno está amable con el otro y lo reconoce, lo acepta, así como es, sin estar juzgándolo, y esto activa la ternura en el otro aumentando su deseo de estar cerca.
Comprender la circularidad en las relaciones nos hace ver lo que activamos en el otro y lo que él activa en nosotros. Somos seres relacionales. Activamos y generamos respuestas en los demás. Las parejas se asombran cuando descubren la contribución que cada uno hace a la relación. Si pretendo alegrarte, pero consigo enojarte, ese es el efecto que causó mi mensaje. Y habrá que ver como llegamos a eso. Con una observación honesta de nuestra intención y como la comunicamos.

Y aquí viene algo importante. Hasta donde cada uno puede. La contribución que cada uno hace a la relación lleva en si lo que trae aprendido en su familia de origen, su historia de vida, sus prejuicios. De manera que el autoconocimiento nos ayudara, sin duda, a flexibilizar nuestras posiciones respetando la realidad del otro, ensanchando nuestra conciencia, creando patrones de relación para sentirnos bien.
Aquella señora se alivió cuando comprendió que a veces resulta difícil moverse de un lugar donde uno se siente herido, cuando pudo ver sus cualidades y las de él entrelazándose con luces y sombras durante 40 años de amor. Dijo “lo hicimos bien.”

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