Amores Bailando

Ayer vino al consultorio una pareja joven, 37 y 40. Ya son familia. 3 chicos de primaria. La danza de ellos consiste en que “ella lo reta a él que suele estar acusado por hacer o no hacer algo”.

Y vino una pareja mayor, 60 y 63 donde “él quiere tener razón y controlar a la familia y ella se ha unido a los hijos ya adultos para hartarse en compañía y hablar mal de él”.

Y vinieron otros con sus danzas aprendidas que ya les salen naturalmente. Así es la música para ellos. Como un tango triste que suena y suena.

A la noche vino una pareja joven, 28 y 30. No sé si con más flexibilidad porque son más jóvenes o porque los dos valoran este derecho a ser felices que tenemos todos.

Ellos empezaron su terapia de pareja con una danza donde “ella enarbolaba sus pedidos con seriedad y mohín de mufa mientras él se alejaba protestando en un soliloquio triste”.

Ya van tres sesiones donde ensayan uno y el otro un paso distinto, ofreciéndose novedad, uno cambia el paso y el otro se acomoda a la vez que propone otra música. Este “a ver que pasa” los entusiasmó. Porque no hay una o dos maneras de bailar. Contaron como vivieron un día especial para ellos. “Cuando salimos estaba por…pero me acordé de…entonces hice otra cosa…..y cuando ella hizo eso me dio ternura, entonces….vi la sonrisa de él y me animé a….paseamos por un barrio diferente esta vez….nos encantó estar cerca del río…habíamos comido un montón y buscábamos un café….era redeviejos pero igual entramos…vos como te imaginas en 6 años…yo con nuestro primer hijo ya nacido….un lugar verde, tipo quinta…y vos?….pero no un country…barrio cerrado pero tranqui….por ahora hagamos el cerramiento en el balcón…llegamos recansados a casa pero igual hubo fiesta…” Nos reímos. Se miran, se deben acordar de la fiesta. A mí me hace bien este rato con ellos. Me contagian bienestar. Lucen su nueva energía. La disfrutan. Están los dos más lindos.

La felicidad se multiplica. Y te aseguro que no viene de arriba. Hay mucho investigado y escrito sobre la felicidad. Lean a Martin Seligman.

Creo que la clave para las parejas está en entender que se puede cambiar el paso y la música. Siempre se puede. Hay que conservar el rumbo. Las emociones son las que nos dan la señal. Se ha investigado y escrito mucho sobre emociones. Lean a Daniel Goleman “Inteligencia emocional”. A Norberto Levy “La sabiduría de las emociones”.

No te quedes con eso que todos sabemos, que cuando te enamorás sentís mariposas y después no. Que tu vida en pareja no sea un bajón.

Buscá un bienestar realista. Me encantaría acompañarte a encontrarlo. Te espero acá en Beccar.

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