¿Justificás o elegís?

Cuando era chica a veces mi mamá no me daba permiso para hacer un programa con mis amigos y yo me la tenía que aguantar. Entonces les decía “no voy, no me dejan”. Y no quedaba otra. Cuando uno es chico depende de los padres.
A veces me descubro justificando algo que no hago. Y escucho a mis pacientes utilizando el mismo recurso: justificando.
La frase que me alertó fue “justificar no te hace sentir plenitud”.
Epa, dije, y salí a caminar, que es mi mejor manera de pensar.
Me vinieron muchos ejemplos míos y de otras personas, justificando.
¨A mi marido no le gusta que maneje, por eso siempre maneja él.”
“No tengo idea de como les va a los chicos en el colegio, porque se ocupa ella”
“Yo le guardo la ropa porque él es un inútil que no tiene idea de donde están sus medias”
“No entiendo nada de cómo se pagan las cuentas en casa, porque él se ocupa de todo eso”.
Escucho quejas al respecto. Yo misma a veces me quejo.
Y me di cuenta que si lo expreso de otra manera, cambia el sentido.
Yo elijo no manejar.
Yo elijo no enterarme de como les va a los chicos en el colegio.
Yo elijo guardarle la ropa.
Yo elijo no entender y no ocuparme de pagar las cuentas.
Saber que yo elijo hacer o no hacer, me aclara la cuestión. Es mi responsabilidad.
¿Para qué elijo? no manejar…no enterarme de como les va a los chicos…guardarle la ropa…ignorar como se pagan las cuentas?
¿Para estar más cómoda? ¿Para tener el control?
Así que elijo la comodidad, elijo controlar…mirá vos todo lo que puedo aprender si paro de quejarme y me animo a pensar un poco.
Cuando sigo pensando que dependo de otro para hacer o no hacer lo que sea, me parezco a esa nena que fui y que necesitaba permiso de la mamá.

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